sábado, 24 de noviembre de 2012

El Hemograma Completo - Nociones Básicas

Ahora sí, entrando a los temas didácticos, hablaré de este examen auxiliar tan útil pero tan poco aprovechado por la mayoría de médicos. Me parece a veces que los colegas que no le sacan provecho al hemograma es como si tuvieran un teléfono inteligente - "smartphone" para los que gozan hablando inglés- de última generación, con todas sus utilidades y aplicaciones (“apps” en la jerga informática), y lo usasen solo para hablar por teléfono y para jugar sus juegos (algo así como un comercial de smartphones de Movistar que sale en la TV en estos días) ¿Qué médico no pide un hemograma como parte de la evaluación del paciente? Supongo que los que menos piden un hemograma son los psiquiatras y los anatomopatólogos (me refiero a los que se concentran en el análisis de cadáveres, no en el de seres vivos). Es tan rutinario que es casi un pecado no pedirlo. Pero más pecado es pedirlo creyendo que se trata de una especie de oráculo que nos va a decir lo que tiene el paciente. Si eso lo escucho de la boca de un paciente, vale y pase, porque no tiene porqué saberlo. Pero si lo escucho de un médico, tengo que tragar saliva ruidosamente -al estilo de Don Ramón de "El Chavo del Ocho" cuando está en un serio aprieto, por ejemplo, cuando Doña Clotilde está insinuándosele-, respirar hondo, contar hasta diez, y tratar de ayudar al colega. Aquí vale la pena señalar un detalle: la tecnología de la medición del hemograma (porque el hemograma no es más que un instrumento de medición, con todas las ventajas y desventajas de todos los métodos de medición) ha avanzado tanto y tan rápido, que muchos médicos que no tienen relación con el mundillo de laboratorio clínico se han desfasado rápidamente, y siguen interpretando limitadamente un hemograma que, hecho con tecnología actual, da muchísima más información que el hemograma clásico manual. Asimismo, el desconocimiento de este detalle hace que muchos laboratorios privados "de prestigio" nos sigan cobrando,por un hemograma simplón, el costo de un hemograma de primer nivel. Ojo los que trabajan para auditorías de Compañías de Seguros, esto les puede interesar al menos por el aspecto crematístico. Dejando de lado la cháchara, las nociones básicas del hemograma completo que quiero ahora transmitir son las siguientes: 1) El hemograma es la medición de las células sanguíneas. Y de nada más. Y de las células que originalmente se designaron para medirse, excluyendo otras por limitaciones técnicas (léase: reticulocitos; por si alguien no entendió: usualmente no van a informarle reticulocitos en un hemograma, salvo que sea un hemograma hecho con un medidor automatizado de última generación, pero esta es la excepción y las maravillas de la tecnología. Si quieren reticulocitos, hay que solicitarlos como tales). O sea, no mide coagulación, ni colesterol, ni nada más. 2) La lámina (o frotis) de sangre periférica fue un instrumento indispensable cuando se comenzaron a hacer hemogramas, porque las técnicas eran limitadas. Pero con la tecnología actual, la necesidad de la revisión del frotis rutinariamente ha disminuido significativamente. Sin embargo, la revisión del frotis a solicitud del médico que solicita el análisis sigue siendo importante, porque, en base a la sospecha clínica estipulada por el médico, se pueden buscar concordancias morfológicas en el frotis que puedan confirmar el diagnóstico. Ojo, algunos colegas me dicen “revisa la lámina a ver qué encuentras”, lo que equivale a decirle a un detective de criminalística “revisa esa escena del crimen a ver si adivinas quién fue el asesino”. Si el médico que pidió la lámina no estipula al menos una sospecha clínica (y lo ideal sería que pusiese en la orden: “búscame tal o cual alteración”), será una coincidencia bastante afortunada poder ayudarlo. *NOTA: Las técnicas automatizadas actuales arrojan “alarmas” que dan indicios para revisar el frotis. Pero dado que un laboratorio grande debe realizar entre 250 a 500 hemogramas en 6 a 8 horas, y dado que una revisión concienzuda del frotis toma al menos 20 minutos, el tiempo que se prolongaría el trabajo si se revisan rutinariamente todas las láminas se tornaría prohibitivamente largo (y además, no hay garantía que se encuentre lo que el médico solicitante sospecha, si no lo pone claro en la orden) 3) La tecnología de la medición del hemograma brinda diferencias importantes en la calidad y cantidad de la información que éste proporciona. Los métodos manuales son los que menos confiables son y menor cantidad de información proporcionan (pero los más económicos y asequibles, sobre todo en niveles básicos de atención). Lo que durante las décadas de los ’60 y ‘70 pudo estar bien, pero estamos en el siglo XXI, y lo ideal, sobre todo si estamos en un hospital grande, con métodos diagnósticos de primera línea (“state-of-the-art” que le dicen los estadounidenses), es contar con toda la información posible de una hemograma automatizado. Y aquí está el pequeño desafío tecnológico: porque vaya Ud. a saber qué tecnología se usa en el equipo de su centro (es literalmente una recomendación: es necesario saber la tecnología para saber cuáles son los fuertes y los débiles de esa técnica, y actuar acorde). La mayoría de médicos ignora este detalle, y recibe la información de uno y otro hemograma como si tuvieran el mismo valor diagnóstico. Y eso no es así. Parte de los conocimientos que quiero compartir con ustedes –sin entrar en demasiado detalle técnico- es justamente el tipo de tecnologías usadas. Para que sepan exigir lo que se debe y no les falte ni una pizca de información. Sobre todo si es un hemograma caro –hay diferencias llamativas según quién lo haga y con qué equipo-, porque sería penoso pagar fuerte, y encima que nos escamoteen información (¡Y me ha pasado! ¡Y con laboratorios privados de prestigio! Por eso lo digo) Esto es a modo de introducción. Comenzaré a dar detalles posteriormente, porque si no, leer este blog será un soponcio.

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