jueves, 15 de noviembre de 2012

El Médico y el Miedo

Una frase que encontré en una lista de interés que todo médico debiera tener en cuenta: "Qui animo est pusillus et humilis, medicus esse non potest" ("Quien es de espíritu pusilánime y débil no puede ser médico" - tomado de http://www.elcastellano.org/) Porque, para ser médico, hay que contemplar el sufrimiento humano y tener el valor de intentar intervenir en él, así te caigan palos. Porque el médico que permanece de simple observador y nada hace al ver a un ser humano sufrir, es un desalmado. Y es por eso que una visión mecanicista de la medicina (el médico "tecnócrata" que sabe mucho de Medicina pero nada de tratar con compasión y empatía a un ser humano sufriente) es un error que últimamente las facultades de Medicina encomian, pero que los estudiantes deben resistir. Por eso siempre digo que yo, como médico clínico, admiro y me saco el sombrero frente a un cirujano, de esos que hacen algo más que yo: meter mano e intervenir activamente -algo que me está vedado, o quizá más exactamente, de algo que yo mismo me restringí-, so riesgo de equivocarse y que ese error tenga consecuencias irreparables. Pero desprecio a los cuchilleros, esos que solo saben operar, y que después de cerrar la herida operatoria, llaman al clínico cuando el paciente estornuda o se le sube la glicemia. Porque los cuchilleros son cobardes que quieren que otro les solucione el problema. Porque el ver a un paciente tuyo agonizar y morir, y luego de eso tener que dar ánimos a una persona desconsolada, y pedirle que se sobreponga a su dolor y le permita a otra persona usar ese órgano o tejido que a su fallecid@ ya no le hará más falta, requiere de mucho valor. Como resumía genialmente Frank Herbert en su obra maestra "Dune": "la carne del muerto es suya; su agua es de la tribu". Porque el saber equilibrar tu vida personal con tu vida profesional requiere mucho valor y sabiduría, sobre todo si eres esposo y/o padre; sabiduría para poder dar a la familia y a la carrera su lugar y mantenerlos en correcto equilibrio, y valor para saber desprenderse de algo que quizá no vuelvas a tener la oportunidad, pero que es necesario para tal equilibrio. Porque es más fácil ser cobarde y echarle la culpa a las políticas de salud, a la medicina basada en evidencias, a las limitaciones económicas, a la escasa capacidad de comprensión del paciente, para justificar errores propios. Y tantos se han equivocado así. Y lo peor, enseñan a equivocarse así. Es hora, pues, de ser valiente. De enfrentar al miedo. Por el bien de esa persona que decide confiar en nosotros, unos extraños, solo porque tenemos un cartón que declara que hemos estudiado. Pero que no asegura que somos valientes. Les dejo un texto al respecto, que siempre me ha parecido interesante, nuevamente de Frank Herbert; una letanía o rezo de la ficticia organización mística femenina Bene Gesserit de la megaobra "Dune": La Letanía contra el Miedo: "No conoceré el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Sólo estaré yo".

1 comentario:

  1. Hola, José Luis. Sé de tus virtudes de lector, también de tu decidida actitud ante tus decisiones (valga la redundancia)y sé de tu capacidad profesional y de amistad. De los pocos amigos que tengo de la universidad, ya Angel Vásquez bien me citaba como culebra, ya que no tengo patas, eres uno de los más recordados. Caminábamos rumbo a nuestros domicilios hablando de Borges, Tolkien, Star War, Star Trek, Joe Arroyo, José Luis Perales, etc. con solo el hecho de pasarla bien. El miedo existe, no creo que algún ser humano no lo haya experimentado, que vivas permanentemente bajo su sombra es un lastre, que te cobije en algún día de frío, es bueno y necesario. De no tenerlo acurrucado en una hendija, buscando calor (tiempos fríos, los últimos) a lo S. Rodríguez,la posibilidad de empatía con el prójimo sería escasa y nuestros actos pasarían a ser solo casualidades y no consecuencias. Ser médico debe causar miedo, algo de miedo, de lo contrario sería un solo proceso de años, clases, exámenes, guardias, etc.y al final la graduación y el título. Ya no hay miedo en ser médico, por eso tenemos más de 20 facultades de medicina (mejor diría de facultados para dar el título de médicos), suma a eso, las series televisivas que se basan en medicina, que muestran la mayoría, al médico que todo lo sabe, lo soluciona y transgrede, además de ser personajes superiores, adictos, sucios, pero estrellas. Se ha deformado la profesión y el miedo ahora, es menos miedo y no conlleva a una calidad profesional idónea. Debemos tener miedo, porque podemos afrontarlo, para eso nos enseñaron los maestros y si nos toca enseñar ahora, debemos provocar miedo. Lamento decir que no se observa eso ahora y es un inicio más de decadencia profesional, ya que ahora nadie tiene miedo para acceder a una facultad que le dé el título de médico. Saludos y felicitaciones.

    ResponderEliminar